¿Qué nos hace ir a terapia?
Para describir mi método terapéutico, me gustaría comenzar por responder a esta cuestión:
¿Qué es lo que nos lleva a acudir a un psicólogo?
A grandes rasgos, creo que la respuesta no es única, si no que está compuesta por tres grandes pilares. Son tres aspectos los que tenemos que tener en cuenta para entender por qué en un momento dado de nuestras vidas, podemos sentir que no somos capaces de seguir adelante o que nos flaquean las fuerzas. Son tres posibles explicaciones de lo que se puede denominar como un motivo para ir a terapia. Primero, la situación presente. Segundo, el trauma y sus consecuencias. Tercero, los genes y el apego.
La primera, la más común, y lo que nos ocurre a todos continuamente, tiene que ver con el entorno en el que vivimos.
La mayoría de las personas, sino todas, experimentamos a lo largo de nuestras vidas situaciones más simples y situaciones más complejas. En determinadas ocasiones, se nos abren distintos frentes en los que luchar, lo que nos provoca muchísimo estrés y la sensación de no dar abasto o no llegar a todo. Por ejemplo, todos seríamos capaces de afrontar un robo de un teléfono móvil, aunque nos hiciese sufrir bastante y fuese un proceso tedioso el recuperar nuestra cuenta y datos. Sin embargo, sumémosle a este robo una mala situación laboral. Un entorno en el que sentimos burnout, hartazgo de nuestros compañeros o jefes, sensación de que cada vez hay más trabajo y el mismo salario, o de que carece de sentido lo que hacemos (situación que, a pesar de ser más compleja que el robo de un móvil, si únicamente nos enfrentásemos a ella, podríamos sobrevivir). Se complica la cosa. Si además, en casa estamos mal con nuestra pareja, o nuestros padres, o es que vivimos solos y sentimos la soledad, se va formando una montaña de situaciones estresantes o desagradables, y es ahí donde uno empieza a flaquear y a buscar ayuda.
Hay que destacar que cualquiera de estas situaciones por sí solas puede ser un precipitador para ir a psicoterapia, sin embargo, lo que solemos encontrarnos los terapeutas es que es una combinación de ellas la que lleva a las personas a sufrimiento persistente e intenso, y a pedir ayuda.
Seguidamente, el segundo pilar de la explicación, o la segunda razón por la que uno puede buscar ayuda en un terapeuta, es el trauma. Defino el trauma como una experiencia pasada vivida como muy dolorosa, desagradable y estresante. Una situación traumática puede ser un accidente de coche, el fallecimiento de un ser querido, o una relación de maltrato con la pareja u otras personas importantes para uno mismo.
Las experiencias traumáticas pueden generar secuelas al instante, o pasados muchos años de la experiencia. En muchas ocasiones, uno llega a la psicoterapia porque una situación en el presente le ha desencadenado los mismos síntomas que tuvo durante la experiencia traumática. Por ejemplo, alguien que ha sufrido bullying en su infancia, y no lo ha sanado, puede vivir con mucho sufrimiento situaciones de desprecio en el trabajo por parte de jefes o compañeros. Para entender mejor el trauma y sus consecuencias, tengo una página completa hablando sobre estrés postraumático.
En resumen. Si aparece una situación de las descritas en la primera parte, junto con una historia personal previa de trauma, eso puede desencadenar en mucho sufrimiento y necesidad de ayuda para sanar el trauma y dejar de sufrir.
Finalmente, hay una parte incontrolable que tiene que ver con los genes y nuestro ambiente en la primera infancia. Está demostrado que hay ciertos genes que conllevan «predisposición genética» a tener tanto enfermedades físicas como problemas de salud mental, como por ejemplo la Esquizofrenia, o en otra instancia, síntomas de Depresión o Ansiedad. A pesar de ser genético, en estas situaciones el tratamiento psicoterapéutico se ha mostrado muy efectivo (puesto que uno puede aprender herramientas y mecanismos para compensar su carácter e impulsividad). Además, en estos casos la farmacología también se ha mostrado como efectiva. Probablemente el caso en el que es más efectiva de los tres, puesto que cuando uno sufre trauma, la farmacología puede ayudar momentáneamente pero la historia personal se mantiene sin ser sanada. Y en el primer caso, si son situaciones temporales, puede ayudar la pastilla, pero si son situaciones crónicas y persistentes, siempre va a ser más efectiva la psicoterapia porque te enseña a lidiar con ellas y a entenderse mejor a uno mismo.
Partiendo de esta base, vamos a ver cuál es mi propuesta y método terapéutico.